Con la implementación de una ruta gastronómica, entre otras acciones, el municipio busca posicionarse como un destino para degustar la tradicional gastronomía cruceña.
Identificar las potencialidades de los municipios y convertirlas no solo en destinos turísticos, sino en actividades productivas para sus habitantes. De eso se trata la nueva senda que se abre en la Chiquitania boliviana, gracias al apoyo de instituciones públicas, oenegés y el Plan Misiones de la Cooperación española.Aunque ya funcionan varios talleres, basados en la premisa mencionada, de a poco se va delineando qué encontrará el visitante al llegar a cada uno de estos destinos. San José de Chiquitos, por ejemplo, se ha convertido en los últimos años en la sede del Posoka Gourmet, un acontecimiento que reúne a lo mejor de la gastronomía cruceña, nacional e internacional. Asimismo, proyecta a personajes josesanos que con su arte y sus platillos hacen el deleite de quienes acuden al evento.
La ruta gastronómica muestra la innovación con ingredientes locales.
Precisamente aquí funciona la Escuela Taller de Gastronomía y Alimentación en la que jóvenes de la región se forman no solo en comida local, sino en innovaciones con ingredientes propios. La idea, como planteó una de las estudiantes, es revalorizar los frutos que da la tierra mediante creaciones culinarias, que dan como resultado una cocina que tranquilamente puede proyectarse a nivel internacional.Para quienes prefieren volver a lo tradicional, también hay opciones con historias de por medio. Una de las mejores hacedoras del pan de arroz, Juanita Tomichá, forma parte de la ruta josesana para conocer desde la elaboración hasta la degustación con una taza de mate cocido, una bebida caliente que se realiza con ceniza del horno de barro.

La casa de “Pitágoras”

Sin reparos, Pitágoras permite a los turistas tallar las máscaras de El Abuelo. Foto: Doly Leytón Arnez
Luis Felipe Pari, “Pitágoras”, es alguien a quien se debe conocer si se visita San José. De una charla exquisita, no solo ha convertido su casa en un taller abierto de artesanía en madera, sino que allí se puede probar un somó o bebida fría de maíz elaborado a leña.A él le gusta compartir la historia de su niñez, cómo hizo de la cocina su medio de vida y cuánto ha cambiado en los últimos años, merced a su esfuerzo. Aunque ya heredó a sus hijas la venta del majao camba tradicional en su pequeño restaurante, no deja de explicar que así pudo mantener a su familia durante muchos años. Ahora, ya en su vivienda, que está frente al hospital municipal del pueblo, elabora máscaras de los abuelos chiquitanos, elemento que –se cree- se usaban como una forma de burla de los mayores hacia los jóvenes. Quienes lo visitan, pueden tomar el cincel y el martillo para vivir la experiencia.

Un destino, una especialidad

Juanita es una de las mejores hacedoras del pan de arroz en San José.
La idea, explica Marcelo Vargas, director del Plan Misiones, es ir impulsando talleres para potenciar las vocaciones de cada municipio que forma parte del circuito: San Javier, Concepción, San Ignacio de Velasco, San Miguel, San Rafael, Santa Ana de Velasco y San José de Chiquitos.En San Javier, por ejemplo, hace algunas semanas se inició un taller de luthiers o constructores de instrumentos de cuerdas. Se escogió ese sitio, porque allí se practicaba el oficio en el tiempo de los jesuitas. Sin embargo, este tipo de actividades no son permanentes, sino de acuerdo a las necesidades. Ello implica, según cuenta Cinthia Jiménez, coordinadora de la escuela taller Plan Misiones, que si en algún momento se requiere formación en administración turística, por ejemplo, surgirá un curso para responder a esa necesidad, “pero no necesariamente será permanente, porque no todos se van a especializar en eso”.

Trabajo conjunto

Conjunto Misional Jesuítico de San José de Chiquitos, declarado Patrimonio de la Humanidad.
Tanto el Gobierno Departamental de Santa Cruz como los respectivos municipios, apoyados por la Cooperación española son conscientes de que esta labor es un proceso que deben emprender entre todos. El primer paso fue lograr que la gente se apropie de los proyectos y revalorice su identidad. Así, cada vez más jóvenes buscan formarse en la escuela taller de gastronomía, por ejemplo, aunque hay otros que todavía deben emigrar a las ciudades capitales para formarse.En un primer viaje de prensa, organizado por Marca Santa Cruz, se mostró el potencial josesano, que está muy bien encaminado en el turismo, gracias a guías y agencias que ofrecen pasar un “full day” conociendo el museo de la iglesia, y todo lo que conllevó la restauración, así como puntos clave para revivir sabores de antaño y ser parte de la cultura chiquitana.Resta mucho por hacer, pero hasta ahora, las proyecciones han dado resultados alentadores no solo para los habitantes de las regiones, sino para quienes buscan un tipo de turismo vivencial.Fuente: La Región.

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